Especial: La Navidad impulsa ventas en mayor mercado de pescados de América Latina en Brasil
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RÍO DE JANEIRO, 19 dic (Xinhua) — El Mercado de Pescado de San Pedro, el más grande de América Latina por volumen de ventas, ubicado en Niterói, en la región metropolitana de Río de Janeiro, se prepara para una de sus temporadas más activas del año, pues durante las fiestas navideñas la venta de productos del mar prácticamente se duplica. “Pasamos de una media de ocho toneladas de pescado vendido por día a una media de 14 o 15 toneladas diarias, debido al cambio de perfil de los brasileños, que entienden que vivimos en un país caluroso. Cada año estamos casi llegando al volumen de Pascua, cuando se vende una media de 20 toneladas diarias de pescados y mariscos”, explicó a Xinhua Mario Mannarino, propietario de una de las tiendas y portavoz del mercado. Lejos de los puntos turísticos de la ciudad más famosa de Brasil, como el Pan de Azúcar, el Cristo Redentor o las playas de Ipanema y Copacabana, el Mercado de San Pedro es un punto habitual de la población carioca, tanto de los que quieren comprar pescado como de curiosos que hacen una excursión por el centro de abasto. Ubicado en la pintoresca ciudad de Niterói, a orillas de la Bahía de Guanabara, el Mercado de San Pedro es mucho más que un lugar para comprar pescados y mariscos frescos, es un símbolo de tradición y cultura de la región. Desde su inauguración en 1973, este mercado ha sido el punto de encuentro entre pescadores locales, chefs y amantes de la gastronomía marina. Con 40 tiendas en su parte inferior, así como bares y restaurantes en la parte superior, el Mercado de San Pedro recibe algo más de 1.000 visitantes diarios, entre ellos, algunos de los principales chefs de Río de Janeiro, que buscan pescados y productos del mar de calidad. Al entrar al mercado, los sentidos se despiertan. Los colores vibrantes de los pescados y mariscos frescos contrastan con el bullicio de los vendedores ofreciendo sus productos del día. Aquí se pueden encontrar desde camarones y calamares hasta pargos, sardinas y el codiciado robalo. La frescura es la clave: los pescadores traen sus capturas directamente del mar a los puestos del mercado. “Hasta 1963 este mercado estaba a unos dos kilómetros de distancia de su ubicación actual, aunque estaba en el mar, encima de maderas, en casas sobre pilotes. Eran 40 pescadores que trabajaban, pescaban y vendían el pescado que ellos mismos pescaban allí mismo. Lo cortaban y limpiaban allí mismo, pero por motivos de salud pública, aquel mercado fue cerrado y los pescadores tuvieron que buscar un nuevo lugar”, comentó Mannarino. Los 40 pescadores compraron el terreno en el que actualmente están las instalaciones del Mercado de San Pedro, que fue inaugurado el 29 de junio de 1973. “No es un mercado público, no es una concesión municipal ni regional, es una propiedad privada, pero aun así, como cualquier otro negocio, pasamos la fiscalización sanitaria, condiciones de las balanzas y todas las partes burocráticas que cualquier empresa tiene que tener”, resaltó el portavoz. La fecha de inauguración fue “el día de San Pedro, el patrono de los pescadores, porque San Pedro es quien tiene las llaves del cielo. Por esto, el 29 de junio, día de San Pedro, es el único día oficial que es festivo aquí”, agregó Mannarino. De los 40 fundadores del mercado, apenas cinco familias “originales” se mantienen en el negocio, entre ellas, la de Mannarino. “Soy la primera generación del mercado, mi padre fue uno de los fundadores y es un trabajo familiar, que pasa de generación en generación. Solo quedamos cinco, los otros 35 ya cambiaron, cerraron o vendieron el negocio”, afirmó. Según él, “es un trabajo muy arduo, muy pesado, muy trabajoso. Tenemos que llegar aquí a las tres y media de la mañana, cuando se hace la descarga de los barcos. Una vez descargada la pesca, los 40 socios iniciamos una subasta del pescado que ha llegado, para ver qué se queda cada uno, de aquí la diferencia de precio que hay entre las tiendas”, dijo. En la década de los 90, el mercado llegó a vender “una media de 18 o 19 toneladas de pescado y productos del mar diarios, aunque hoy, debido a la retracción económica, al cambio del perfil del cliente, el cambio en la dinámica de atención al público, vendemos unas ocho toneladas, que van desde sardinas hasta langostas, pasando por corvinas, lenguados o salmón, que llega importado”, expresó Mannarino. El Mercado de San Pedro se ha visto favorecido en los últimos años, en épocas navideñas, por un cambio en las costumbres de la población. “Finalmente, después de muchos años, el brasileño en general, no solo de la región sureste, entendió que vivimos en un país tropical, de calor, con una Navidad y Año Nuevo casi a 40 grados. Entendieron que aquella cultura procedente de Europa, del invierno europeo, de comidas pesadas y calientes, no funcionan más en el calor”, dijo. “El brasileño entendió que en vez de pasarse el día entero en la cocina con calor preparando la comida, es más fácil, por ejemplo, servir un pescado, más ligero, rápido y práctico”, comentó. Según Mannarino, “en época navideña, debido a la colonización portuguesa, española e italiana, tenemos una demanda muy grande de camarones, independientemente del tamaño, de pulpo y de bacalao, aunque no trabajamos con bacalao, porque es un producto seco, salado y ya bien industrializado”, remarcó. “Después de Navidad, la gente ya no busca estos pescados y hay una gran demanda, ya hacia fin de año, de peces más jóvenes, de carne blanca, como doradas, pargos o corvinas”, concluyó Mannarino. Fin