BEIJING, 15 sep (Xinhua) — El más reciente proyecto de ley del Congreso estadounidense sobre Hong Kong, dirigido contra las oficinas de representación de la región en el país norteamericano, es pura manipulación política que no beneficiará a nadie. La llamada Ley de Certificación de las Oficinas Económicas y Comerciales de Hong Kong, aprobada recientemente por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, exige al presidente estadounidense que retire la prórroga de ciertos privilegios, exenciones e inmunidades a las Oficinas Económicas y Comerciales de Hong Kong (HKETO, por sus siglas en inglés), “si Hong Kong deja de disfrutar de un alto grado de autonomía respecto a la República Popular China”. Dicho proyecto no es más que otro caso en el que Estados Unidos politiza la normal cooperación económica y comercial para difamar y reprimir a la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) de China. También es otra de sus maniobras para jugar la carta de Hong Kong con el fin de contener a China. El Gobierno de la RAEHK condenó enérgicamente el acto y el Ministerio de Relaciones Exteriores chino advirtió que tomaría medidas enérgicas en caso de que se siga adelante con él. Estados Unidos ha optado deliberadamente por ignorar el hecho de que las HKETO en Washington, Nueva York y San Francisco se establecieron de conformidad con la ley en la década de 1980. Desde entonces, se han dedicado a reforzar y ampliar los lazos económicos y comerciales entre ambas partes y a expandir la cooperación en el sector cultural. Solo el año pasado, los funcionarios de la oficina en Washington atendieron unos 300 casos y se relacionaron con personas de todos los ámbitos de la sociedad estadounidense. El éxito y la legalidad de las operaciones de las HKETO han demostrado ser de mutuo beneficio para Hong Kong y Estados Unidos. Un cierre de las oficinas solo conseguirá socavar la comunicación y el intercambio entre ambas partes y costará a la sociedad estadounidense la ausencia de un importante canal para conocer al centro financiero asiático. ¿O es que Estados Unidos lo hace intencionadamente para que su opinión pública no conozca la vitalidad de Hong Kong? Si se llega a producirse ese cerramiento, se perjudicarán las relaciones entre las dos partes y, en particular, los propios intereses estadounidenses. A lo largo de los años, estas sedes han desempeñado un papel vital al ayudar a las empresas del país norteamericano a beneficiarse de sus intercambios económicos y comerciales con Hong Kong. Las estadísticas muestran que Estados Unidos disfrutó de un superávit comercial acumulado de hasta 271.500 millones de dólares con Hong Kong en la última década pasada. En 2023, más de 1.200 de sus empresas habían establecido negocios en la RAEHK. Estados Unidos se equivoca al pensar que, apuntando a las oficinas, puede contener a Hong Kong, pues esta última, con su seguridad garantizada y su entorno empresarial mejorado, resulta de un atractivo cada vez mayor para los inversores internacionales. El Anuario de la Competitividad Mundial 2024, publicado por el Instituto Internacional para el Desarrollo de la Gestión, una escuela de negocios con sede en Suiza, muestra que la competitividad hongkonesa ha subido dos puestos, hasta situarse en la quinta posición global. A su vez, previamente este año, un informe de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Hong Kong indicaba que casi el 80 por ciento de las firmas encuestadas manifestaba su confianza en el estado de Derecho en la RAEHK. Es un hecho ampliamente reconocido que Hong Kong cuenta con un entorno empresarial libre, abierto y excelente. En el futuro, no hará sino abrir más sus puertas al mundo, ofreciendo ilimitadas oportunidades de negocio. Cualquier medida ofensiva estadounidense, destinada a afectar a Hong Kong, no puede impedir que la región prospere en un entorno basado en la ley y cada vez más abierto. Ciertamente, si Estados Unidos quiere jugar la carta de Hong Kong, tampoco logrará contener a China. Fin