Comentario de Xinhua: Narrativa sobre un “tiempo basura de la historia” subestima resiliencia de economía china
Nota de editor: “Vertir el exceso de capacidad en los mercados globales”, “el tiempo basura de la historia”, “el malestar económico engorda a la gente”… Un montón de conceptos recién acuñados u observaciones poco convencionales sobre la segunda economía más grande del mundo se han difundido ampliamente, provocando miedo, confusión y pesimismo. ¿Son lógicamente sólidas, bien fundadas y verdaderamente predictivas del futuro, o simplemente una exageración excesiva basada en una percepción errónea o incluso en un menosprecio deliberado por prejuicios profundamente arraigados? Esta semana, Xinhua está publicando una serie de tres comentarios económicos al respecto, y el siguiente es el segundo artículo. BEIJING, 4 oct (Xinhua) — Recientes informes de medios occidentales han descrito el actual estado económico de China como entrando en un “tiempo basura de la historia”, sugiriendo que el país ha alcanzado su punto máximo y su modelo de crecimiento ya está agotado. Resulta llamativo que muchos de los defensores de este argumento sean las mismas voces que estaban detrás de las narrativas anteriores del “pico de China” y el “colapso de China”, lo que demuestra un sesgo persistente. El término “tiempo basura o tiempo irrelevante”, tomado de los deportes para indicar un período en el que la derrota es inevitable, malinterpreta el desarrollo de China al basarse en la suposición errónea de que el avance del país es una competencia de suma cero con otras naciones. En realidad, la estrategia de desarrollo de China es autodirigida, centrándose en la autosuperación en lugar de socavar a los demás. Este enfoque contrasta con el modelo occidental, a menudo caracterizado por la expansión, la represión y una búsqueda incesante de dominio. El pueblo chino siempre ha seguido su propio camino hacia la revitalización y la modernización nacionales, un viaje similar a un maratón, que requiere resistencia, perseverancia y esfuerzo sostenido. En ningún momento de su desarrollo China ha experimentado un “tiempo basura”, ni durante las primeras etapas de la reforma económica a finales de la década de 1970, ni durante la pandemia de COVID-19, cuando la economía mundial estaba paralizada, y ciertamente tampoco ahora, cuando el mundo lidia con la fragmentación comercial, el proteccionismo y los conflictos geopolíticos. Tales afirmaciones ciegas de “tiempo basura” oscurecen la comprensión del público de la trayectoria económica de China y no reconocen la mejora de la calidad y el impulso en sus sectores emergentes. Si bien es posible que China ya no logre el crecimiento del PIB de dos dígitos de décadas anteriores, esto no significa de ninguna manera el final de su desarrollo económico. En cambio, el país está en transición hacia un modelo de crecimiento de alta calidad. La economía de China, que ya no depende únicamente de factores tradicionales como la mano de obra, la inversión y la tierra, está cada vez más impulsada por avances de vanguardia como la tecnología de la información, la inteligencia artificial, las nuevas energías, la industria aeroespacial y la biotecnología. Un informe de la Academia de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de China revela que el índice nacional de innovación del país subió al décimo lugar en el mundo en 2023, escalando tres puestos respecto al año anterior, convirtiéndose en el único país en desarrollo que ingresa a los 15 primeros. Desde el año pasado, China ha logrado una serie de hitos tecnológicos, incluido el primer vuelo comercial del avión doméstico C919 y la finalización de la primera turbina eólica marina de 16 megavatios del mundo. Los datos económicos de China para el primer semestre de 2024 subrayan la fortaleza de sus nuevos motores de crecimiento. La producción de robots de servicio y vehículos de nueva energía aumentó un 22,8 por ciento y un 34,3 por ciento, respectivamente, mientras que la inversión en fabricación de alta tecnología creció un 10,1 por ciento, superando significativamente el crecimiento general del 3,9 por ciento de la inversión en activos fijos. El argumento de que los sistemas no capitalistas están condenados al fracaso, como sugiere la narrativa del “tiempo basura”, es un punto de vista centrado en Occidente, que pasa por alto la diversidad de sistemas económicos que pueden prosperar y prosperan. El historial de desarrollo económico sostenido de China ha demostrado que las autoridades del país nunca se rinden ante las adversidades. Abordan los desafíos de manera proactiva y encuentran constantemente soluciones para superar los obstáculos. En las últimas décadas, China ha sacado a cientos de millones de personas de la pobreza, una hazaña sin precedentes en la historia de la humanidad. Otro ejemplo notable es el compromiso de China con la acción climática. Contrariamente a las preocupaciones de que obstaculizaría la respuesta climática global, el país se ha convertido en un líder industrial en energía solar y eólica y tecnología de baterías, estableciéndose como una potencia en la transición energética mundial. El avance digital en el sector manufacturero nacional refleja el enfoque proactivo del Gobierno chino para la formulación de políticas y el impulso de las actualizaciones industriales. En la actualidad, hay más de 1,5 millones de robots en uso en las fábricas chinas, el doble que en Europa. En 2023, China ocupó más de la mitad de todos los nuevos robots industriales instalados en el mundo, según la Federación Internacional de Robótica. A lo largo de cuatro décadas de reforma y apertura, a pesar de un flujo constante de predicciones nefastas, la economía de China ha desafiado repetidamente las probabilidades y ha superado las expectativas, demostrando una y otra vez que los pesimistas estaban equivocados. Por lo tanto, es apropiado y adecuado considerar el período actual como una transición crítica. El Gobierno chino es consciente de la necesidad de reformarse y ajustarse, y ya se están implementando medidas para impulsar el crecimiento y abordar los problemas. Las 300 medidas de reforma recientemente anunciadas por el país, que abarcan áreas como la innovación, la apertura de los mercados, la reforma fiscal, los mercados de capitales y los servicios públicos, demuestran claramente la resiliencia de un sistema, que no está al borde del colapso. Tras el final de la Guerra Fría, el académico estadounidense Francis Fukuyama propuso la teoría del “fin de la historia”, creyendo que la evolución ideológica de la humanidad había llegado a su fin con el “triunfo” de la democracia liberal occidental. Pero recientemente ha tenido que admitir que la teoría misma podría estar llegando a su fin. Esta es una buena lección para aquellos que difunden la narrativa de un “tiempo basura de la historia” sobre China. Fin