Comentario de Xinhua: La obesidad es un reto a superar y no un barómetro de la economía china

Nota de editor: “Verter el exceso de capacidad en los mercados globales”, “el tiempo basura de la historia”, “los problemas económicos engordan a la gente”… Un montón de conceptos recién acuñados u observaciones poco convencionales sobre la segunda economía más grande del mundo se han difundido ampliamente, provocando miedo, confusión y pesimismo. ¿Son lógicamente sólidas, bien fundadas y verdaderamente predictivas del futuro, o simplemente una exageración excesiva basada en una percepción errónea o incluso en un menosprecio deliberado por prejuicios profundamente arraigados? Esta semana, Xinhua está publicando una serie de tres comentarios económicos al respecto, y el siguiente es el tercer artículo. BEIJING, 4 oct (Xinhua) — Durante siglos, China ha tenido que lidiar con el reto de alimentar a su inmensa población. A medida que la nación se toma un merecido respiro tras eliminar la pobreza absoluta, los comentarios de la gente empiezan a girar en torno a la dimensión de la cintura. Irónicamente, algunos artículos de los medios de comunicación occidentales sugieren que el aumento de la tasa de obesidad en China no se debe al crecimiento económico, sino que es más bien un resultado de los recientes desafíos económicos que supuestamente empujan a la gente hacia comidas más baratas y menos saludables. Este extraño giro de la lógica difícilmente puede sostenerse. La obesidad era lo que menos preocupaba al pueblo chino antes de que se iniciara la reforma y apertura a finales de la década de 1970. En aquella época, la atención pública se centraba más en los platos llenos que en una cintura abultada, ya que la desnutrición era una auténtica preocupación para muchas familias. A medida que la economía china crecía, también lo hacía el apetito de su población. De hecho, la obesidad está surgiendo como una consecuencia no deseada de la mejora del nivel de vida. Pero, en estos días, el “agradable desafío” de la abundancia se está presentando como una señal de advertencia de los problemas económicos, con la aparente intención de pintar un panorama sombrío sobre China, sin hechos ni cifras basados en estudios, sino en deducciones ilusorias e imaginación. Consideremos este hecho: de 1960 a 2010, la tasa de obesidad en Estados Unidos casi se triplicó, y dos de cada cinco adultos en Estados Unidos son obesos hoy en día. A pesar de ello, nadie está sugiriendo que la magnitud de la población obesa estadounidense sea una prueba seria del colapso de la economía. Del mismo modo, utilizar la obesidad para predecir el futuro económico de China provoca incredulidad. Frenar la obesidad ha sido una de las prioridades políticas del país, ya que, aparte de la riqueza, una China sana es otro componente integral de la visión de modernización del país. Y no es solo la obesidad lo que atrae la atención de los responsables políticos: la diabetes y muchas otras enfermedades crónicas también están en la agenda, dado que el país sitúa a la población en el centro de su impulso modernizador, y su reforma y apertura responderán a la necesidad del pueblo de una vida más sana y mejor. Una campaña nacional de lucha contra la obesidad está actualmente en marcha, con la creación de clínicas de control de peso en hospitales de todo el país. Estas iniciativas, junto con la mejora de los servicios sanitarios, reflejan el enfoque proactivo de China para prevenir las enfermedades crónicas. Para fomentar la forma física, en el año 2008, China designó el 8 de agosto como Día Nacional de la Forma Física, y la creciente concienciación pública sobre la salud ha dado lugar a una floreciente industria del fitness. A finales de 2023, China contaba con cerca de 117.000 gimnasios con casi 70 millones de socios abonados. El ciclismo también ha resurgido con fuerza en el mayor consumidor mundial de automóviles: 30 de cada 100 desplazamientos en zonas urbanas se realizan actualmente en bicicleta. A medida que la automatización de la mano de obra reduce el trabajo físico, también libera tiempo para actividades recreativas. Los jóvenes del país, en particular, están adoptando herramientas digitales como aplicaciones de seguimiento de la salud, dispositivos portátiles y plataformas móviles para controlar y mejorar su bienestar. A medida que aumenta la renta media del país, el ejercicio físico y los estilos de vida saludables se convierten en una tendencia creciente. Ya es habitual ver a ancianos practicando Tai Chi en los parques, sin mostrar signos de haber sucumbido a un estilo de vida sedentario. En lugar de lastrar la economía o poner a prueba el sistema sanitario, es más probable que el reto de la obesidad encienda nuevos motores de crecimiento. El sector de la salud y el bienestar de China generará este año la asombrosa cifra de 9 billones de yuanes (unos 1,28 billones de dólares) en ingresos totales, lo que da fe del creciente apetito del país por una vida más sana. Mientras tanto, el sector del fitness gana fuerza, impulsado por la moda de los entrenamientos en línea. Los analistas de AskCI Consulting prevén que el mercado alcance 1,12 billones de yuanes este año, lo que demuestra que la búsqueda de la forma física es también un poderoso motor económico. De cara al futuro, China seguramente no regresará a los días de contar el dinero para llegar a fin de mes. Tampoco se entregará a estilos de vida lujosos sin controlar su peso. Al fin y al cabo, la verdadera prosperidad reside en la capacidad de una nación para proporcionar una vida sana y, en ese sentido, China parece estar bien encaminada. Fin

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