ENTREVISTA: Máquinas agrícolas chinas pueden representar una revolución tecnológica para agricultura familiar de Brasil, afirma líder rural
BRASILIA, 27 nov (Xinhua) — La introducción de maquinaria agrícola desarrollada en China para pequeños productores promete revolucionar la agricultura familiar en Brasil, aseguró hoy miércoles Joao Pedro Stedile, líder del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en entrevista exclusiva con Xinhua. Stedile participó en la ceremonia que instituyó el Centro Brasil-China de Investigación, Desarrollo y Promoción de Tecnología y Mecanización para la Agricultura Familiar, en la Universidad de Brasilia (UnB). El proyecto acompaña otras iniciativas de cooperación en la búsqueda de soluciones innovadoras y prácticas para la agricultura familiar y el fortalecimiento de las comunidades rurales. Este año, el MST inició el intercambio de tecnología con China con el objetivo de masificar la producción agroecológica. En febrero, un primer lote de máquinas llegó a Brasil para ser probado en el estado de Rio Grande do Norte (noreste), y otras 50 máquinas llegarán en los próximos meses a la capital federal, donde serán probadas en un proyecto de investigación de la UnB. En octubre, dirigentes del MST visitaron la Exposición Internacional de Maquinaria Agrícola de China, la mayor feria del sector en Asia, en un esfuerzo por garantizar que, a medio plazo, estas máquinas se produzcan en Brasil. Stedile explicó que la idea es establecer plantas de producción de maquinaria agrícola en Brasil, en “joint venture” con empresas chinas, para abastecer las necesidades de los pequeños productores rurales de todo el país. “Estamos muy entusiasmados con la asociación. Va despacio, pero está dando pasos adelante. Estuve en China en octubre. La universidad reunió a cinco grandes fábricas que estaban interesadas en venir a Brasil para asociarse con nosotros, en ‘joint venture’, y ya estamos en contacto con ellas, con la intención de construir el proyecto a finales de año, porque ya hemos seleccionado las ciudades y el tipo de maquinaria”, explicó. “Entonces, una fábrica de cosechadoras en Açailandia, que es para Amazonas; una fábrica en Ceará, que es para el triciclo; una fábrica en Mossoró, para el pequeño tractor, y otra fábrica de cosechadoras medianas en Sao Paulo y otra fábrica de cosechadoras de arroz en el Sur. Ahora el ayuntamiento de Maricá también quiere montar una fábrica de tractores pequeños en Maricá, en Río de Janeiro”, señaló. Con eso sería posible cubrir todas las regiones de Brasil, según las necesidades de los campesinos. “Ahora, el próximo paso es montar la estructura jurídica para las “joint venture”, para ver qué empresas quieren venir, para qué máquinas. Nosotros entraríamos con la parte brasileña, buscaríamos el capital, el dinero para poder montar las fábricas, y ellos traerían los equipos para hacer las máquinas”, explicó. “En febrero trajeron 33 máquinas, que estamos probando desde entonces. Es impresionante. Había todo tipo de máquinas, hasta un dron, un tablero que controla insectos, tractores pequeños, tractores medianos, cosechadoras. De todo”, apuntó. En las pruebas realizadas hasta ahora, lo que ha tenido mayor impacto en la región Noreste, la más pobre del país, es el pequeño tractor, que incluso las mujeres pueden utilizar, ya que no requiere ningún esfuerzo físico. “Y la cosechadora de arroz, porque hoy todo el arroz del Noreste se cosecha a mano. Eso es feudalismo. Entonces, va la máquina e hicieron una comparación. Los campesinos allá en (el estado norteño de) Maranhao, para cosechar una hectárea de arroz tardaban una semana. Durante esa semana, si llovía, perdían la mitad. Ahora una máquina puede cosechar una hectárea en una hora. El impacto es enorme. Todo el mundo está impaciente por ver cuándo empieza la fábrica”, resaltó. “Una vez que la fábrica comience a producir, la escala es así: desde pequeños tractores hasta producir, por lo menos, 10.000 tractores al año. Y la cosechadora de arroz, mil cosechadoras al año. Bueno, estas máquinas que van a estar disponibles, no vamos a buscar un mercado con el típico ‘¿quién quiere comprar?’. Vamos a organizar las ventas colectivamente, de modo que una cooperativa compre 10 y las organice con sus miembros”, explicó. “El Gobierno (del presidente Luiz Inácio Lula da Silva) ya se comprometió, va a orientar a los bancos públicos, en este caso el Banco do Nordeste, el Basa de la Amazonia y el Banco do Brasil, para que puedan financiar el proyecto. Estas cooperativas van a comprar las máquinas a tasas de interés moderadas”, dijo. Cuestionado sobre el posible impacto futuro de la mecanización para los niveles de producción de la agricultura familiar, Stedile dijo que será “impresionante”. El dirigente destacó también que la expansión de la producción de alimentos es clave para el combate al hambre y la pobreza. “En primer lugar, porque estimulará la producción de alimentos para el mercado nacional, alejándose de los productos básicos. En segundo lugar, mantendrá a la gente en el campo: ya no necesitarán irse, porque aumentarán sus ingresos y tendrán una buena vida en el campo. Así que será una revolución tecnológica en la agricultura familiar en Brasil”, enfatizó. Además del proyecto para la mecanización de la agricultura familiar, Stedile también discutió en su reciente visita a China el potencial de aplicación de la tecnología de tratamiento de residuos orgánicos. La expectativa es que sean establecidos en Brasil inicialmente dos centros de tratamiento de residuos orgánicos, de 90 toneladas diarias y 5 toneladas diarias, respectivamente. Fin