SANTIAGO, 13 dic (Xinhua) — Altos funcionarios de países de América Latina y del Caribe reiteraron en Chile su compromiso para la protección de personas refugiadas, desplazadas y apátridas, al ratificar la Declaración y Plan de Acción de Chile en el marco del 40º Aniversario de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados. El documento fue aprobado entre el miércoles y jueves en la sede regional en Santiago de Chile de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El canciller chileno, Alberto van Klaveren, dijo en la inauguración del evento que el Proceso de Cartagena es un esfuerzo regional “único en el mundo orientado a la respuesta humanitaria y guiado por los principios de solidaridad y los derechos humanos que han caracterizado a la región desde su origen”. Sin embargo, destacó que “gracias a la solidaridad entre nuestros Estados, miles de personas encontraron protección y pudieron reconstruir sus vidas. Este espíritu solidario dio origen a la declaración de Cartagena de 1984 que marcó un hito en la protección de refugiados y desplazados”. Los participantes aprobaron el jueves la Declaración y el Plan de Acción de Chile 2024-2034, que tiene como innovación la incorporación del enfoque de género, interseccional e intercultural, así como la atención a los desplazamientos por desastres o cambio climático. Van Klaveren precisó que este plan se estructura en tres ejes claves: la protección durante todo el ciclo de desplazamiento, desde la prevención hasta la integración, asegurando que las personas afectadas se encuentren en seguridad y oportunidades. Además de las soluciones integrales y sostenibles, donde se priorizará la autosuficiencia de las personas refugiadas y el apoyo a las comunidades de acogida y la protección en contexto de desplazamiento por desastre, reconociendo los efectos del cambio climático y la necesidad de respuestas adaptativas. Por su parte, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, aseveró en el evento que “estamos en un mundo donde los éxitos del multilateralismo son escasos y la comunidad internacional parece cada vez más incapaz de prevenir y resolver conflictos”. “Un mundo en el cual movimientos mixtos de personas refugiadas y migrantes han alcanzado cifras inimaginables y a menudo ocurren en circunstancias catastróficas”, dijo. Grandi apuntó que “reconociendo las ya probadas contribuciones de las personas refugiadas, desplazadas y apátridas al desarrollo de las comunidades y países que las acogen, se ha podido confirmar la importancia de la inclusión y, cuando es posible, de la integración”. La Declaración de Cartagena sobre los Refugiados de 1984 es uno de los instrumentos jurídicos, políticos y estratégicos más importantes de las últimas décadas en materia de protección y soluciones en América Latina y el Caribe y marcó un hito en la generosa tradición de solidaridad, asilo y protección de las personas refugiadas, consolidando la cooperación en la región, según la información oficial. Fin
